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Otra vez las mujeres: aportes para la diaconía comunitaria

¿Sabés por qué empezó la diaconía en la iglesia cristiana primitiva? El texto de Hechos 6,1-7 habla de una denuncia de violencia de género, discriminación étnica y estigmatización social... ¡dentro de la misma iglesia! ¿Qué deciden hacer las autoridades? Convocar a una asamblea, selección de personal idóneo y... hacer diaconía (integrando la misma gente que plantea la denuncia) para la generación de una respuesta apropiada y justa. ¡Toma pa vos! ¿Qué tal? Al estudiar la Biblia en profundidad es posible encontrarse con sustratos de prácticas violentas que vinculan a la historia de la humanidad a través del tiempo con una asombrosa y desafiante relación de continuidad..., sin embargo, en esos mismos textos sugiere caminos de ruptura con esas injusticias que perduran en el tiempo.



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Otra vez las mujeres

Mensaje basado en Hechos 6,1-7

Por: Pastor Jorge Weishein

Es sumamente interesante que la primera referencia formal al origen de la diaconía en la iglesia cristiana tiene origen a partir de toda una discusión en torno a una murmuración. La diaconía surge como respuesta de los apóstoles y la comunidad cristiana a una profunda indignación de un sector que se siente discriminado por los demás. Sin embargo, el hecho que la comunidad entienda este enojo como una murmuración habla de una situación grave. En la Biblia la palabra murmuración está asociada con la desautorización de la “autoridad” divina. La murmuración pone en duda la buena intención de Dios y de sus representantes. La murmuración pone en duda la buena fe de las personas. Es decir, la murmuración nos lleva al corazón de la piedad: la fidelidad a Dios. Sea esta la gravedad de los hechos, o no, en ese momento, la realidad es que esto es lo que está en juego en la diaconía.

En el Antiguo Testamento la murmuración aparece en dos partes, en Ex 16 y en Nm 14.16-17. ¿Qué pasó? En Ex 16 el pueblo plantea que el imperio egipcio los oprimía con su esclavitud, pero era más justo que Dios porque al menos les daba de comer, mientras que Dios pretende liberarlos, pero los está matando de hambre. En Nm 14,16-17 una parte del pueblo pone en duda el proyecto de Dios y la autoridad de sus líderes (Moisés y Aarón) sobre todo el pueblo. La murmuración va acompañada de un levantamiento en contra de sus líderes. En el Nuevo Testamento se vuelve a usar en referencia a Ex 16 y en relación al intento de los fariseos y maestros de la ley en apresar a Jesús. La murmuración en cada uno de estos casos surge a partir de una angustia existencial por la sobrevivencia.

De esta manera, leyendo estos usos de la palabra murmuración en los textos no se trata ni de un chisme, ni de una calumnia sino de una confabulación. Esta es la gravedad que le otorgan a los hechos los apóstoles al reclamo que hacen las familias griegas de la comunidad cristiana. La murmuración en el contexto del evangelio entra en conflicto con el mandato de Jesús de que en la iglesia las cosas se hablen de frente, así sea entre las personas enfrentadas para aclarar la situación, ya sea con testigos si es necesario para acreditar los dichos, o incluso junto con toda la misma comunidad si debe tomarse una decisión (Mt 18,15-17). La murmuración además de estar condenada por el octavo mandamiento pone en discusión la fidelidad al reino de Dios. La cuestión de fondo es la forma de entender el poder: Jesús remarcó claramente “entre ustedes no debe ser así” y que el poder es para “ponerse al servicio de los demás” porque en la tradición judeocristiana: el poder es para servir (Mt 20,26-28). Esta visión define el carácter de la respuesta diacónica.

El texto de Hechos plantea que la comunidad está creciendo y que un grupo de los nuevos discípulos griegos se confabulan contra los hebreos diciendo que las viudas (mujeres solteras, repudiadas y viudas) de sus familias griegas eran pasadas por alto en el servicio de asistencia diaria. Es decir, además de acusarlos de discriminación los están acusando de no cumplir con el mandato evangélico de respetar a todas las personas por igual, en particular, a las más excluidas: las viudas pobres y extranjeras.

Ante esta situación los que responden son los apóstoles. En primer lugar, piden a la comunidad tratar el problema. Los apóstoles envían ir a buscar entre ellos, visitar y fijarse bien en la misma comunidad, cuáles son las personas más idóneas. La atención de las personas en necesidad es una responsabilidad de toda la comunidad de fe. En segundo lugar, los apóstoles reconocen a la comunidad como hermanos en Cristo, como pares, también de la comunidad de origen griego. Ellos proponen convocar a siete varones reconocidos por su compromiso cristiano, plenamente convencidos de la presencia del Espíritu Santo en sus vidas y con experiencia de vida en la fe en Dios.

Es decir, la tarea diacónica es un ministerio al que convoca la comunidad y adquiere tanta importancia como el ministerio de la palabra. De hecho, en muchos casos, el propio Pablo habla de la diaconía de la palabra, asumiendo la integralidad de este ministerio y el carácter de servicio tanto de un ministerio como el otro. En tercer lugar, esta tarea es asignada a personas del riñón de la comunidad cristiana, no son personas que nadie puede decir que no las conozca, que no sean personas de fe ni tampoco que no tengan un recorrido en la iglesia, sino todo lo contrario. La idoneidad para esta tarea se debate en la comunidad y se asigna a personas que sean fieles, capaces y experimentadas. La sabiduría en la tradición judeocristiana está asociada con la experiencia en la vida de fe. La comunidad define que un grupo de varones deben ponerse al servicio de mujeres vulneradas.

Resulta interesante la razón por la cual los apóstoles entienden que deben asignar esta tarea a otras personas. No es agradable para nosotros estar abandonando (definitivamente) la palabra de Dios para servir (de forma permanente) la subsistencia de las personas necesitadas. Esto da cuenta de una situación de enorme vulnerabilidad entre las personas que siguen al mensaje del evangelio en la primera comunidad cristiana y habla de una situación de enorme demanda de ayuda.

En este caso, cuando se habla de servicio de las mesas hay quienes interpretan la asistencia alimentaria en un comedor, sin embargo, otros notan que la palabra mesa es la que usan los evangelios para referirse a las mesas de los cambistas con lo cual se refieren a la atención de las personas y a la administración de fondos (ofrendas) para responder a sus necesidades. En este caso, esto ayuda a entender el cuidado en el procedimiento comunitario, la creación de este ministerio y el nivel de exigencia requerido para la asignación de estas tareas. La primera comunidad cristiana distingue la administración de la palabra de Dios de la administración de las ofrendas para la asistencia a las personas que viven en necesidad.

Es llamativo que a lo largo de la Biblia las viudas junto a los huérfanos (niñas y niños cuyo padre ha fallecido, han sido abandonados por sus familiares, están en situación de calle) y los extranjeros (personas migrantes de otros pueblos y otras religiones) son una y otra vez el centro de atención para la comunidad judía y la comunidad cristiana (Dt 10; Lc 15). En Lc 10,36 Jesús convoca directamente a aproximarse, a hacerse prójimos, a tomar la iniciativa de acercarse a estas personas en necesidad. Es así, que su resumen de la ley consiste justamente en el ágape, el cuidado permanente, tanto de la relación con Dios como de quien está próximo en necesidad (Mt 23,37-40).

Las viudas constituyen un grupo social excluido por su expresión de género (no eran puras o vírgenes), su identidad sexual (solteras que optan por no casarse (1 Tim 5,11-15) o viven con otra mujer (1 Tim 5,16), separadas viudas (con y sin hijos o nietos (1 Tim 5,4.8) que no se volvieron a casar, quizá viudas que vivían juntas en comunidad (Hchs 9,39.41). Pablo en 1 Co 7 menciona cuatro grupos diferentes de mujeres “célibes” en Corinto: mujeres que (todavía) no estaban casadas; mujeres cuyos maridos habían muerto; mujeres divorciadas; y mujeres que se habían separado de un esposo que no creía en Cristo. El derecho romano a diferencia de la ley judía preveía en el contrato de matrimonio una distribución de bienes en caso de divorcio. Aunque esto aplica mayormente a aquellos matrimonios legalmente constituidos y de parejas socialmente acomodadas, un sector reducido de la población.

La comunidad cristiana cuando deja por escrito la memoria de los apóstoles sobre las enseñanzas de Jesús recupera diferentes episodios y enseñanzas en relación a la situación de vulnerabilidad de las mujeres. Jesús deja entrever que no resulta simple para una mujer lograr que un juez, en este caso que no cree en Dios, probablemente romano, le confiera justicia a una viuda, probablemente, judía (Lc 18,1-8). Jesús convoca a la comunidad de discípulas y discípulos a seguir el ejemplo de tenacidad de esta viuda. Jesús en dos oportunidades deja en evidencia la precariedad en que vivían las viudas en el pueblo: al buscar las monedas perdidas y al dar todo lo que tiene en la ofrenda. Todo esto en contraposición al bienestar de los fariseos y funcionarios del templo, responsables por ellas. Las viudas no solamente no reciben la asistencia que corresponde, sino que incluso deben conseguirse el sustento por sí mismas.

Jesús desnuda la astucia con que estos varones justificaban el repudio o el despido de las mujeres de su casa apelando a un permiso otorgado por Moisés (Mc 10). Sin embargo, Jesús señala que, sin embargo, no reparan en dos aspectos formales: la necesidad de justificar en un acta la causa del repudio e incluso el deber de presentarse ante el sacerdote en el templo. Jesús enseña en este caso, la igualdad del varón y la mujer desde la creación y la responsabilidad del varón al exponer a la mujer al adulterio por su testarudez e insensibilidad (Mt 5 y 19) incluso junto a sus hijos. Jesús insiste en que el ser humano no tiene derecho a querer tener poder uno sobre el otro cuando son los dos iguales y no le corresponde a nadie separar lo que Dios unió en una misma condición de igualdad en una misma especie (Gn 1,26-28).

En todos estos casos la enseñanza de Jesús denuncia el abuso de poder de los varones, autoridades religiosas, sobre las mujeres. Esto nos lleva nuevamente al texto de Hechos 6 y la murmuración de la feligresía griega a la comunidad judía. Las viudas además de ser discriminadas por los varones de la iglesia, las autoridades religiosas de la comunidad, son excluidas además por su raza, por su condición migrante o extranjera.

La respuesta a esta demanda en la primera comunidad cristiana ante esta injusticia de género fue la creación de un ministerio diacónico y la selección junto con la propia comunidad griega los diáconos asignados a la asistencia de las viudas. Este texto en este tiempo que vivimos, sobre todo, en América Latina, constituye un aporte sumamente revelador y liberador para una amplia mayoría de personas víctimas de la violencia de género de gran parte de las iglesias cristianas.

Dios nos permita en este tiempo estar a la altura de las circunstancias como iglesia cristiana para dar testimonio de la justicia del evangelio, aproximándonos con ágape y perseverancia, a tantas personas violentadas por su expresión de género y su identidad de género, incluso por su orientación sexual, su inserción social y su origen étnico. Dios nos permita ser capaces tanto de abrir nuestras comunidades para acompañarles e integrarles en los ministerios de la iglesia como de apoyar la ampliación de derechos por parte del Estado para gozar de las mismas oportunidades que todas las personas por igual, aún en medio de sus tantos dolores y luchas. Amén.

Fuentes Consultadas

Reina-Valera 1960; Elección de siete diáconos

https://www.biblegateway.com/passage/?search=Hechos+6&version=RVR1960

Por Rocío Delvalle Quevedo; Behaalotjá (בְּהַעֲלֹתְךָ) Codornices en el desierto: La codicia y el consumismo; Enseñanza, Parashá De La Semana, Junio 8, 2019

https://boletinshavuatov.wordpress.com/tag/parashat-behaalotja/

“La palabra griega “trapeza”, traducida por “mesas”, en este pasaje, significa “mesas de dinero”. Esta misma palabra era utilizada para referirse a las mesas de los cambistas (Mt 21:12) o a los banqueros (Mt 25:27). Por tanto, los apóstoles servían la Palabra a la multitud, mientras que los siete varones distribuían dinero a los más necesitados.” Ver: Pr. Daniel Miranda Gomes, El Don Ministerial de Diácono, Clase 12; 20 de Diciembre de 2014. http://www.ib7.cl/wp-content/uploads/2014/12/12.-El-Dom-Ministerial-de-Di%C3%A1cono.pdf

Nora Molnar-Hidvegi; Witwe und Waise (AT); (erstellt: April 2010)

https://www.bibelwissenschaft.de/wibilex/das-bibellexikon/lexikon/sachwort/anzeigen/details/witwe-und-waise-at/ch/2b68bdb9056e45e13543850ea5271f54/

Widow (In The Bible)

https://www.encyclopedia.com/religion/encyclopedias-almanacs-transcripts-and-maps/widow-bible

Elección de los Siete Diáconos

https://sermons.faithlife.com/sermons/297012-eleccion-de-los-siete-diaconos

Parábola del juez inicuo y la viuda importuna

https://es.wikipedia.org/wiki/Par%C3%A1bola_del_juez_inicuo_y_la_viuda_importuna

Hechos 6,1-7 https://bibliaparalela.com/acts/6-1.htm

Diversidad sexual y género

https://www.huesped.org.ar/informacion/derechos-sexuales-y-reproductivos/tus-derechos/diversidad-sexual-y-genero/

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