La ingeniera agrónoma y oficial de Programas para Latinoamérica y el Caribe de Act Alianza explica cuál es la importancia del trabajo en emergencias y qué aportes particulares hacen las iglesias en articulación con otros actores.
La Fundación Protestante Hora de Obrar forma parte de Act Alianza, una red internacional de iglesias y organizaciones cuya misión es propiciar un cambio positivo y sostenible en la vida de las personas pobres y marginadas. Uno de los ejes de trabajo de la alianza es la atención humanitaria. Entendiendo que la preparación es un elemento fundamental para reducir el impacto de desastres y emergencias, se llevó adelante la Campaña Hora de Obrar 2017, destinada a recaudar los fondos para capacitar en atención a emergencias a las congregaciones. Con el dinero recolectado en la reciente Navidad comenzaremos este año a organizar dichos talleres en todas las comunidades que los soliciten.
– ¿Qué importancia tiene actualizarse en los mecanismos de respuesta a emergencias?
– Entre 2014 y 2015 se realizó un revisión del mecanismo de respuesta, para adecuar el tratamiento de cada tipo de emergencia según su magnitud. Antes se trabajaba con un “modelo de talla única” que daba igual tratamiento a una emergencia pequeña que a una de gran magnitud. Ahora se han establecido cuatro categorías de emergencias, cada una de ellas con una serie de procedimientos acordes a su magnitud. Sabemos que hoy en día, debido al cambio climático, tenemos eventos vinculados a desastres como huracanes y sequías, que son cada vez más frecuentes y afectan a más personas. Esto implica que, para poder ser efectivas en al respuesta que brindan a la población afectada, las organizaciones deben de conocer los mecanismos a través de los cuales pueden acceder a fondos y financiamiento para contribuir a la reducción del sufrimiento humano producto de los desastres.
– Las organizaciones que forman parte de ACT, basan su compromiso solidario en la fe. ¿Qué particularidad tienen estas instituciones y cuál es su mayor aporte?
– Pienso que la atención humanitaria es un derecho humano. Las personas tienen derechos humanos universales que nos obligan como organizaciones trabajar para que recuperen la estabilidad que tenían previo al desastre por el que fueron afectadas. Si bien somos organizaciones basadas en la fe, el trabajo que se hace con la población no es con el enfoque de caridad. La particularidad de estas organizaciones en que no ven a la persona como un objeto, sino como una persona integral con derechos y con espiritualidad, que recibe una atención con esa ética y con esa mística que mandatan las Escrituras de que todos fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. Entonces no deberíamos hacer distinciones de ningún tipo en nuestro trabajo. La labor humanitaria desde la perspectiva cristiana y de la diaconía, se hace indistintamente de los credos religiosos, de raza o de posicionamientos políticos.
– ¿Creés que es una tendencia a nivel regional o global que organizaciones como la nuestra se estén dedicando a la atención de emergencias?
– Es un sector dentro del mundo humanitario global. Hay iglesias que se están dedicando a la labor humanitaria. Sin embargo hay bastante trabajo que hacer en ese sentido, ya que algunas de ellas aún focalizan su trabajo exclusivamente en su membresía. Pienso que eso es lo que debemos tratar de trascender. No todas comparten nuestra visión de que la afiliación a la iglesia no es determinante para valorar si la persona tiene derecho a recibir asistencia y nuestro enfoque basado en derechos, que implica la no discriminación.
– ¿Cómo deberíamos prepararnos en la región sudamericana y rioplatense? Existe una percepción general de que no es una zona afectada con emergencias de gran magnitud y cuando estas ocurren, no siempre disponemos de mecanismos previstos para reducir su impacto.
– Pienso que hay que empezar por identificar y estar conscientes de cuáles son las principales amenazas con las que convivimos. En términos generales la clave es la preparación, y ella implica conocer nuestros riesgos para saber cómo convivir con ellos.
– ¿Cómo se plantea este trabajo articulado desde ACT y cuál es el rol del estado?
– Los estados tienen el deber de asegurar políticas públicas que sirvan como marco de referencia para que la población, a través de sus diferentes instancias organizativas, pueda ser parte de la preparación para enfrentarse a las emergencias. En ACT decimos que cualquier acción debe llevarse adelante en coordinación con las autoridades de todos los niveles: desde el nacional hasta el local. También es clave la coordinación con los líderes comunitarios, porque no se trata de llegar a un lugar a sustituir los roles que están asignados. Se trata de trabajar de manera conjunta para fortalecer las capacidades locales y para que los estados, que son llamados a asegurar esas condiciones, las implementen y se unan a esos procedimientos que están establecidos.